Los manglares, que son las únicas plantas halófitas de madera que viven en la confluencia entre la tierra y el mar, se han utilizado tradicionalmente en gran medida para obtener alimentos, madera, combustible y con fines médicos. En la actualidad ocupan cerca de 181,000 km2 de línea costera tropical y subtropical. Durante los últimos 50 años, se perdió aproximadamente un tercio de los bosques de manglares del mundo, aunque la mayoría de los datos muestran tasas de pérdida variables y existe solamente un margen de error considerable en la mayoría de las estimaciones. Los manglares constituyen un recurso ecológico y económico valioso, ya que son sitios importantes de cría de pájaros, peces, crustáceos y otros mariscos, reptiles y mamíferos; una fuente renovable de madera; sitios de acumulación de sedimentos, contaminantes, carbono y nutrientes. También ofrecen protección contra la erosión costera. La destrucción de los manglares suele estar positivamente relacionada con la densidad de la población humana. Las razones importantes de la destrucción son el desarrollo costero urbano, la acuicultura, la minería y la sobreexplotación para obtener madera, peces, crustáceos y otros mariscos. Durante los próximos 25 años, la tala irrestricta, la acuicultura y la sobreexplotación de las pesquerías constituirán las mayores amenazas, y los menores problemas serán la alteración de la hidrología, la polución y el calentamiento global (cambio climático). La pérdida de la biodiversidad es, y continuará siendo, un problema importante ya que hasta los manglares impolutos son pobres en especies a comparación de otros ecosistemas tropicales (extinción). El futuro no es tan oscuro. El número de proyectos de rehabilitación y restauración está creciendo en todo el mundo y algunos países muestran incrementos en el área de los manglares. La intensidad de la acuicultura costera parece haberse nivelado en ciertas partes del mundo. Algunos proyectos comerciales y modelos económicos indican que los manglares pueden utilizarse como recurso sostenible, especialmente para obtener madera. Lo mejor noticia es que la proyección de la tasa de crecimiento poblacional demuestra una desaceleración en los próximos 50 años con una baja gradual una vez transcurrido ese período y hasta el cambio de siglo. Los bosques de manglares continuarán siendo explotados a las tasas actuales hasta 2025 a menos que se los considere un recurso valioso que debe gestionarse sobre bases sostenibles. Después de 2025, el futuro de los manglares dependerá de los avances ecológicos y tecnológicos en el modelado de la forestación, la genética y la silvicultura de las especies. Sin embargo, la mayor esperanza para su futuro es que se reduzca el crecimiento de la población humana.