Las poblaciones costeras son particularmente vulnerables a los efectos de los eventos extremos, tales como tormentas y huracanes, y estas presiones podrían verse exacerbadas por la influencia del cambio climático y del aumento del nivel del mar. Los ecosistemas costeros, tales como los bosques de manglares, son cada vez más promovidos y utilizados como herramienta en las estrategias de defensa costera. Persiste aún la necesidad imperiosa de comprender mejor el papel que juegan los ecosistemas en la protección de las costas. Este informe se ocupa de los bosques de manglares y su aporte a la reducción de las ráfagas de viento y las olas de crecida. Mientras que los bosques de manglares se ubican, por lo general, en las costas con poca energía de oleaje entrante, podrían recibir los embates de olas más grandes durante tormentas, huracanes y periodos de grandes vientos. Grandes ráfagas de viento y olas de crecida podrán causar inundaciones y daños a la infraestructura costera. Si la altura y la energía de las olas disminuye, los manglares podrían reducir los daños asociados.
Toda la evidencia sugiere que estas especies pueden reducir la altura de las ráfagas de viento y las olas de crecida en distancias relativamente cortas: la altura del oleaje puede reducirse entre 13 y 66 % en 100 m de manglares. El índice más alto de reducción de la altura de las olas por unidad de distancia ocurre en los bordes de los manglares, ya que las olas pasan por ellos.
Varias de las características de los manglares afectan el índice de reducción de la altura de las olas con la distancia, de las cuales la más apreciable es la estructura física de los árboles. Las olas se reducen rápidamente cuando pasan por una cantidad mayor de obstáculos. Los manglares con raíces aéreas atenuarán las olas en aguas menos profundas más rápidamente que los que no las tienen. Si las profundidades son mayores, las olas podrían pasar por encima de las raíces aéreas, pero las ramas más bajas pueden cumplir una función similar. La pendiente de la costa y la altura de las olas también afectan los índices de reducción del oleaje a través de los manglares.
Para comprender el nivel de protección provisto que ofrecen los manglares y planificar de qué manera incrementarlo, se ha modelado el paso de las olas a través de ellos en forma numérica usando un esquema de olas estándar utilizado por los ingenieros en costas llamado SWAN ("Simulating Waves Nearshore", simulación de olas en las zonas cercanas a la costa) (Suzuki et al., 2011) así como un modelo desarrollado específicamente para olas en los manglares llamado WAPROMAN ("WAve PROpagation in MANgrove Forest", Propagación de olas en bosques de manglares) (Vo-Luong y Massel, 2008). Gracias a estos modelos es posible predecir cuáles son los niveles típicos de atenuación del oleaje desde el conocimiento de las características de los manglares, los parámetros de oleaje, y la batimetría y topografía locales. También se ha diseñado un modelo estadístico que ayuda a explorar la relación existente entre algunas mediciones estándar de bosques (altura de los árboles, densidad de los árboles y cierre de las copas) y la atenuación de las olas con la distancia (Bao, 2011). Ha permitido predecir la reducción del oleaje en los manglares vietnamitas donde fue desarrollado, y podría servir para determinar el ancho de la franja de manglares necesario para asegurar un nivel predefinido de protección de la acción de las olas.
Mientras que es consenso generalizado que los manglares pueden atenuar las ráfagas de viento y las olas de crecida, las investigaciones se han enfocado en las olas pequeñas (de < 70 cm de alto). Es preciso medir la atenuación de los vientos y las olas de crecida más grande asociados con profundidades mayores, que podrían ocurrir durante tormentas o ciclones. Asimismo, se necesitan más datos para realizar una validación más amplia de los modelos de olas existentes bajo condiciones de oleaje distintas con diferentes tipos de bosques de manglar y de topografías.